miércoles, 22 de febrero de 2017

Nota de prensa (Español): La prospección con georrádar confirma la ubicación de la ciudad de Caraca en el Cerro de la Virgen de la Muela (Driebes, Guadalajara, España)

En otoño del año 2.016 un equipo de arqueólogos dirigido por Emilio Gamo Pazos y Javier Fernández Ortea desarrolló una prospección arqueológica intensiva y geotécnica del cerro de la Virgen de la Muela, ubicado en la localidad de Driebes (Guadalajara) en la comarca de la Alcarria Baja. Para este propósito se configuró un equipo multidisciplinar formado por los doctores y arqueólogos profesionales Jerónimo Sánchez Velasco, David Álvarez Jiménez y Saúl Martín González y los profesionales del CAI de Arqueometría y Análisis Arqueológico en colaboración con el Departamento de Física de la Tierra, Astronomía y Astrofísica I (Sección departamental de Astronomía y Geodesia), de la Facultad de Matemáticas de la UCM. Las prospecciones fueron financiadas por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, así como por el Ayuntamiento de Driebes y la Asociación de amigos del Museo de Guadalajara, destacando la amabilidad de los dueños del terreno que permitieron el desarrollo de esta investigación.

            Los arqueólogos eran conocedores de las posibilidades que aportaba la investigación en el lugar puesto que en 1.945 durante la construcción del canal de Estremera, fue localizado a los pies de este cerro un tesorillo de plata, con un peso total de 13,8 Kg. distribuidos en 1.480 fragmentos que incluía: tortas de pesos, recipientes, lingotes, sortijas, torques, fíbulas, y monedas. El tesoro está datado a finales del siglo III a.C. y se expone actualmente en el Museo Arqueológico Nacional. En este lugar se habían realizado prospecciones en la década de los años 80 del pasado siglo por parte de los profesores Jorge Sánchez-Lafuente y Juan Manuel Abascal, que ya indicaron que se trataba de un importante yacimiento romano y que posiblemente fuera la antigua Caraca.

La metodología de trabajo comenzó con la consulta de bibliografía, cartografía y fotografía histórica, así como un rastreo de la toponimia. Los trabajos de campo, se desarrollaron en dos fases. En la primera, el equipo de arqueólogos posicionados a intervalos regulares recogió materiales arqueológicos en la superficie y los georreferenciaron (fundamentalmente cerámica, pero también fragmentos de estuco con restos de pinturas murales). En la segunda fase se utilizó un georrádar 3D con antena multicanal con una frecuencia de 600 MHz, para llegar a una profundidad de entre 0 m y 1/1,5 metros en una superficie de 1 hectárea. También se realizó un vuelo de dron con el fin de realizar la topografía del terreno. Las dos fases fueron complementarias, pues una daba sentido a la información aportada por la otra. Se esperaba un buen resultado, aunque lo obtenido con estas técnicas no invasivas superó las expectativas tal y como se advierte en las publicaciones científicas que han redactado y se encuentran en prensa.

Los resultados no pudieron ser más esclarecedores pues se pudo confirmar en el plano la presencia de una ciudad romana con su urbanismo propio. A través del georrádar se observa con claridad una ciudad romana, con sus espacios públicos, incluido un foro porticado, su Cardo y Decumano, es decir, sus avenidas principales, posiblemente un macellum o mercado y unas termas además de una tupida malla de insulae o manzanas de viviendas que, además, parecen solaparse en diversas fases cronológicas de un yacimiento. Por otro lado es posible que la ermita de la Virgen de la Muela, patrona de Driebes, erigida en el siglo XVI y que aún pervive en estado ruinoso, se superponga a un antiguo templo en el centro del yacimiento. Los arqueólogos señalan que el nombre de la ciudad fue Caraca, que aparece citada en las fuentes clásicas.

Los materiales cerámicos recuperados por los arqueólogos, permiten saber cuánto tiempo permaneció ocupado el cerro. Los restos más antiguos son del Final de la Edad de Bronce, es decir de los comienzos del primer milenio antes de Cristo, posteriormente el yacimiento continuó ocupado y los carpetanos lo convirtieron en un poblado de grandes dimensiones que controlaba la fértil vega del Tajo. Tras la conquista romana el lugar continuó habitado y llegó a convertirse en una ciudad que alcanzaría, a la vista de los recientes descubrimientos, la categoría de Municipio que continuó habitado hasta el siglo II d.C.

Otro elemento que ratifica la existencia de un municipio romano es la presencia de un acueducto inédito que medía 3 km, del que los arqueólogos localizaron 112 metros de canalización de opus caementicium (el hormigón romano) conservada. El acueducto, tiene idénticas características al de Segobriga, y tuvo su cabecera en el manantial de Lucos, también situado en Driebes, un nombre que deriva de latín Lucus y que significa “bosque sagrado”. La construcción de éste tipo de obras iba en consonancia con la monumentalización de las urbes con estatus municipal. Para cerrar el círculo, también fueron identificados sillares de grandes dimensiones con decoración almohadillada, pertenecientes sin lugar a dudas a edificios públicos y restos de la vía romana que uniría a ésta ciudad con Segobriga y Complutum, la llamada vía Complutum-Carthago Nova.

Así este equipo de investigación ha constatado la existencia de un núcleo urbano: Caraca, una ciudad sobre cuya localización ha corrido mucha tinta desde los tiempos de los grandes eruditos del humanismo hasta nuestros días. Aunque algunos autores han considerado que este yacimiento antiguo se corresponde con otras poblaciones como Taracena o Carabaña, la situación geográfica de este cerro encaja perfectamente con la información ofrecida por Ptolomeo y, en especial, el itinerario tardorromano del Anónimo de Rávena que localizaba a Caraca entre las ciudades de Segóbriga (Saelices, Cuenca) y Complutum (Alcalá de Henares) en una calzada que conectaba esta última urbe con Carthago Nova (Cartagena), uno de los puertos más importantes de Hispania. Esta vía parece haberse fundamentado principalmente en la explotación y transporte de una de las principales exportaciones que el interior hispánico ofrecía al Imperio Romano, el espejuelo o lapis specularis, un mineral transparente emparentado con el yeso usado en las ventanas romanas que, finalmente entró en crisis con la difusión del vidrio en el siglo II d.C., lo cual está posiblemente en relación con el final de la ciudad. También fue importante en este núcleo urbano la explotación de la fértil vega del Tajo y el esparto, planta herbácea que tuvo múltiples usos en la Antigüedad.

Sin embargo, para terminar de confirmar las hipótesis planteadas desde un inicio y los hallazgos constatados con las nuevas tecnologías, resulta necesario dar el siguiente paso. De este modo es la intención de los arqueólogos continuar en este año los trabajos arqueológicos en el lugar con el objeto de conocer más detalles de este yacimiento excepcional para el conocimiento de la presencia romana en el interior de Hispania. Asimismo, el hallazgo de una nueva ciudad romana supone una oportunidad no sólo para el conocimiento científico, sino también para el desarrollo sociocultural y económico de la comarca de la Alcarria y por ende, de la provincia de Guadalajara.

            Las personas que deseen conocer más detalles acerca de este descubrimiento pueden acudir a la conferencia en la que los arqueólogos presentarán los resultados de la investigación en el Museo de Guadalajara el Jueves 9 de Marzo a la 19: 30 horas (Plaza de los Caídos, s/n).

-Sr. Pedro Rincón Arce. Alcalde de Driebes: "En Driebes hay una gran ilusión y expectación por el proyecto arqueológico pues de siempre se ha dicho que ahí existían restos arqueológicos. Así mismo queremos agradecer la colaboración de los dueños del terreno en el desarrollo del proyecto de investigación".

-Sra. Teresa Sagardoy Fidalgo. Arqueóloga, Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha: "Uno de los hallazgos arqueológicos más relevantes de los últimos años en Guadalajara".

-Sr. Fernando Aguado Díaz, director del Museo de Guadalajara: “La solidez de los planteamientos del proyecto que nos presentó el equipo de investigación encabezado por Emilio Gamo y Javier Fernández nos llevó a apoyarles desde el primer momento desde la Asociación de Amigos de Guadalajara. Aun estando en una fase inicial de la investigación, los datos que arroja la prospección geofísica suponen ya dar un vuelco al conocimiento que se tenía hasta ahora de la presencia romana en nuestra provincia y viene a completar el mapa de la organización territorial de Hispania. Solo hemos de esperar a los resultados de las excavaciones para poder ir completando las colecciones de época romana de nuestro Museo e ilustrar con ellos un discurso expositivo que haga más comprensible esta etapa cultural”.

-Dra. Teresa Chapa Brunet. Catedrática de Prehistoria. Directora del CAI de Arqueometría y Análisis Arqueológico. Universidad Complutense de Madrid: “Los métodos geofísicos son en la actualidad recursos imprescindibles tanto para la investigación como para la gestión del Patrimonio Arqueológico. El desarrollo de herramientas como el Georrádar 3D permite detectar con gran precisión estructuras que han quedado enterradas y resultan invisibles en superficie. Esto es lo que ocurre en el yacimiento de Driebes, donde bajo un campo arado pueden "verse" plazas, calles y casas de época romana. Con esta información, la actividad arqueológica puede fijar sus objetivos con eficacia, tanto para realizar excavaciones como para controlar la conservación de unos restos que de otro modo correrían el peligro de desaparecer”.

-Dra. Mª Luisa Cerdeño, profesora titular del Departamento de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid: “Hay que resaltar la importancia del descubrimiento de este nuevo yacimiento, casi intacto, porque puede proporcionar una valiosa información sobre el momento de contacto de las poblaciones indígenas carpetanas y los conquistadores romanos y sobre su posterior desarrollo cultural. El interés del yacimiento radica en que documenta una amplia secuencia cultural que abarca desde los primeros ocupantes del cerro durante el final de la Edad del Bronce, el posterior desarrollo de los carpetanos durante la Edad del Hierro y, como hemos dicho, su proceso de romanización e integración en la órbita política, económica y cultural de Roma según demuestra la gran ciudad que pervivió hasta finales del siglo II d.C.”. 


EQUIPO ARQUEOLÓGICO-PROYECTO DRIEBES








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